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viernes, 14 de septiembre de 2012

Sueño oral


Ayer soñé que tenías tu cabeza entre mis piernas.
 Me gusta tanto que no la separo de mí ni cuando duermo.
 Buscabas y buscabas y yo no te dejaba encontrar, y tenías que seguir buscando te agarraba del pelo, te empujaba contra mí, te pedía más y más, y gemía sin parar. Mis piernas temblaban. Toda yo estaba en tensión y tú te excitabas tanto al verme así que te ponías duro, muy duro. Yo lo sabía y, por saberlo, me ponía más y más cachonda. Parabas y yo me quejaba. Sabías muy bien las reglas del juego. Y yo no paraba de suplicar “sigue, sigue… por favor…”. Pero no era una súplica amable, era una exigencia, una orden. Y tú, deseando seguir, continuabas. Y toda tu lengua, mojada, subía y bajaba. Y dibujaba círculos sobre mí. Lo que empezaba como un lento recorrido, una cauta exploración del territorio, iba cogiendo velocidad y fuerza. Pruebas, te gusta (aunque lo sabes bien) y sigues comiendo como si fueses el hombre más hambriento de la tierra. Yo no podía pensar, sólo sentía más y más placer… estaba a punto de alcanzar uno de los mejores orgasmos que he tenido… y te mandaba parar. Para volver a empezar. Tu cara estaba empapada, una mezcla de ti y de mí. Y yo pasaba mi mano por tu boca para secarte (una excusa, sólo quería notar lo intenso de mi excitación). Y sin decir nada, volvía a guiar tu cabeza agarrándote de la nuca para que continuases con tu tarea (hay alimentos que por más que comes nunca se acaban). Entre jadeos, me decías “córrete para mí”, y yo perdía por completo el control sobre mi propio cuerpo. Después de hacer todo el recorrido curvo del terreno, te centrabas en lamer el punto exacto. Justo. Ahí. No pares. Y ya no había marcha atrás. Me decías que me corriese en tu boca. Y nada me pone más que escuchar eso. Yo no obedezco, yo mando, Pero ¡qué te voy a decir! Cómo me gusta que me mandes correrme. Así que te hacía caso, y tú, sin parar de mover tu magnífica y entrenada lengua, notabas con tu boca como toda yo vibraba entre gritos de placer

Encontrado en la red
Ekina_oculta

jueves, 23 de agosto de 2012

Querida Nuria:



Querida Nuria:Eres una niña cochina y deliciosa. Quizá tendría que reprenderte por tu última carta pero no pienso hacerlo: a mí me vuelven loco las niñas tan cochinas como tú.

Tienes razón, esa era la carta que yo deseaba, la que no me atrevería a pedirte. Pero me pones miel en los labios, los labios en tu miel caliente y turbia, y en seguida me quitas el premio. No seas impaciente. Déjame demorarme en tu sexo: apenas he podido saborearlo, mi boca está hambrienta de esa pulpa dulcísima

No me has dicho a qué sabe. Hay sexos ácidos, intensos, retadores, como la carne del pomelo, hay sexos agridulces como cerezas tiernas; hay sexos que rezuman deliciosos almíbares, embriagadores jugos de arándano y moras

A qué sabe el tuyo, di. O mejor déjame descubrirlo. Acarícialo un poco, así, por encima de la ropa, muy suavemente. No importe que te mire. Noto el pulso en las sienes, la garganta que arde, y estoy siguiendo con fijeza hipnótica el vaivén de tus dedos. Sí, me encanta mirarte: a cada movimiento de tu mano me atraviesa una astilla encendida. Por qué parar ahora. No hay leyes del deseo, no hay distancias, y tu carta me ha hecho desearte ciegamente, furiosamente

Estoy a tu lado

He hundido la cabeza entre la fronda oscura de tu sexo, y allí quiero perderme. Quiero apresar en mi boca ese rescoldo terso y abultado, esa rosa carnal, pulsante, mínima, que hiere desde lejos. La tomo entre los labios con esmero, y dejo que mi lengua la vaya acariciando, muy despacio al principio, con más brío después. A veces, cuando siento más hondo tus gemidos, me detengo un instante para besar los pliegues ya entibiados, el dintel de la gruta que se adentra en lo oscuro.

No me sacia tu futuro más sabroso. Me basta escuchar tus gemidos. Quiero oír las palabras más sucias manchando tus labios. Soy un perro encarcelado lamiéndote el coño, un animal que ansía tu vulva estremecida, tus muslos oscilantes, tus piernas como esbeltas lianas de blancura. Tu sexo es ya un torrente que fluye por mi boca, una brasa muy dulce desgajada del día, tu sexo es una gema cegadora y terrible, que arrastra el oleaje creciente de los astros

Tu carta me ha hecho un desastre.

Henry Miller ( 1891-1980. Escritor estadounidense)

viernes, 3 de agosto de 2012

Desapazco en ti


Desaparezco en ti.
Averigué quién era y qué quería
y me postré ante ti para rendirme
ya sin vacilación ni cobardía;
Aprendí que es inútil resistirme
cuando el deseo duele, pero guía.

Desaparezco en ti.
Aquellos que me aman y me quieren
nunca sabrán, pues nunca entenderían,

que sólo soy feliz cuanto menos soy mía;
los dolores con gozo ya no duelen.
Ya no pertenecerme, sino entregarme entera,
hoy y por siempre tú sumisa y prisionera
con cadenas de Amor que crecen día a día.

Desaparezco en ti.
Ninguna decisión me hizo más libre,
ningún sueño imposible es ya
pues, con mi sumisión por compañera,
no quiero soñar más,
Sólo deseo, Señor, vivir para servirte,
Renuncio en tu favor a mi.
Quiero ser tuya, , ya no deseo irme.
Desaparezco en ti...
Mi AMO y Señor, con la ilusión primera,
de admitir que ya estoy dónde anhelaba;
siempre a tus pies, como orgullosa sumisa
Sea gozo, placer, lágrimas o dolor lo que me espera,
aprenderé por ti, Señor, a ser todo y ser nada;
lo que tú quieras, con tu dominación por carcelera.
Desaparezco en ti...
Dominante, Señor, con la inmensa alegría
de haber reconocido ya mi status,
de sentir y saber que, entre tus brazos,
temblaré deseando tu osadía;
pues de sentirme tuya noche y día
he tenido ya indicios y retazos.
Y eso, es lo que anhelaba esta sumisa.
 Desaparezco en ti...
Porque, mientras duró la espera,
equivoqué el camino tantas veces
que nunca más deseo que suceda.
Toma mi libertad y acúnala en tus manos,
dispón de mi, Señor, como prefieras;
haz de mi sumisión, una bandera
ondeando libre al viento que tú quieras
 Desaparezco en ti...
Toma mi corazón, está descontrolado,
mímalo, Mi Señor, sobre tu pecho
que lata junto al tuyo desbocado
sintiéndose ya tuyo por derecho;
Lo sabes, se que lo has sospechado,
se entregó por Amor, no por despecho.
Si alguien hubo anterior, ya está olvidado.
Desaparezco en ti...
algo impaciente y siempre confiada,
esperando la entrega que yo sueño a diario;
sé que disculparás, si pasa, alguna novatada,
y no daré, Mi AMO, nada por esperado.
Y aunque ninguna entrega sea mas deseada,
sólo temo, Señor, verte a ti defraudado
tras nuestra primera sesión sumisa-AMO
Desaparezco en ti...
Y en esta relación al fin establecida
entre tú y yo, pactando las conductas
que nos han de llevar, no tengo duda,
a ti a la posesión sobre mi vida,
y a mí a la sumisión más absoluta.
Y en que será como hasta ahora, cada día;
clara, sincera, limpia, real y adulta.
Desaparezco en ti...
Porque te añoro, anhelo y necesito
para vivir a fondo esta experiencia
que para mi será un eterno desafío.
No temo ya, Señor, conozco tu paciencia
te quiero, te deseo, te idolatro;
contigo no me asusta
Porque, Mi AMO, en ti creo y confío
Desaparezco en ti...
porque el vacío que albergaba mi alma
has sabido llenar con tus palabras;
con ésa frase justa, con el deseo en alza.
Contigo un roce, un gesto, una mirada...
una caricia, un guiño, una sonrisa bastan
para llevarme a mi 500 sensaciones o la calma.
No más silencios, hoy mi esperanza canta.
 Desaparezco en ti...
hoy tu perrita, ya, no desea más que eso;
Señor, pertenecerte por completo.
El corazón alegre, la mirada candente;
eternamente tuya y para siempre,
el deseo perenne y el espíritu inquieto.
Ser tu puta, tu perra y tu juguete,
pues eso, Mi Dom, sembraste tú en mi mente.

Desaparezco en ti...
has sabido ganarme con inmenso cariño,
con modales de AMO, tu amistad como amigo;
tu suavidad, tu fuerza, tu destreza al dominio,
por intuir y darme aquello que preciso.
Por saber ser buen hombre, mejor AMO
hoy con fe renovada y un respeto infinito,
digo al fin convencida de quererlo y sentirlo:

GRACIAS MI AMO Y DUEÑO
MI UNICO Y MEJOR SUEÑO;

TU MÁS PERRA SUMISA

DECLARA HOY FRENTE A TI

POSTRADA DE RODILLAS:

DESAPAREZCO EN TI...

Autora desconocida


martes, 24 de julio de 2012

Chocopene


¿Sexo o chocolate? Por qué elegir, si podemos disfrutar de ambos placeres a la vez. Eso debió pensar Angélica de Millet al idear United Indecent Pleasures, una transgresora empresa catalana que invita a la lujuria a través de su producto estrella, el 'chocopene' 8 Inches.
Un total de 20 centímetros de cacao procedente de Ghana que encierran una explosión de 'fondant' al gusto del cliente, desde crema de naranjas de Valencia hasta licor de pera, pasando por el café irlandés o el relleno de menta.
En este caso, el tamaño importa. "No es lo mismo un bocadito que llenarse la boca", asegura Angélica sin cortarse un pelo. En palabras de la creadora, su extraordinario parecido con la realidad "tiene mucho morbo". Pero no se engañen: no se trata del enésimo juguete erótico. El pene de chocolate está elaborado en un proceso 100% artesanal, y se presenta en un cuidado embalaje que lo mantiene en perfectas condiciones.

No es para menos, el 'paquete' llega a cualquier parte del mundo respetando la cadena de frío. De hecho, el pasado mes de diciembre recibieron más de un centenar de pedidos de Los Ángeles a través de su página web, cuyo idioma es el inglés, por aquello de hacer un producto más internacional.
"En los tiempos que corren, UIP es un soplo de aire fresco", opina la barcelonesa, que se implicó en esta "gamberrada" junto al maestro chocolatero Michel Laline, de Chocolat Factory, y el diseñador gráfico David Ruiz, de Ruiz+company.
Sin embargo, los impulsores de la 'firma indecente' tienen claro que no podrán vivir de esto mucho tiempo, entre otras cosas porque su producto, que tiene un coste de 60 euros, "es carísimo de producir" y trabajan con "poco margen de beneficio".

Pese a todo, Angélica cree profundamente en el negocio. "Tiempo al tiempo. Puede convertirse en una gran marca, la cuestión es tener perseverancia y no bajar el listón", afirma la catalana, que ha dedicado gran parte de su vida a asociar el sexo y la comida, desde que empezara a los 14 años como chef en la cocina del restaurante Mittus.
Por si la idea cuaja, en UIP ya trabajan en su próximo proyecto, 'La Gran Teta Pecadora'. Eso sí, el lanzamiento se hará esperar. "Está empezando a cocerse en nuestros pucheros, pero
a fuego lento, que es como salen bien estas cosas”.



(ElMundo)

lunes, 16 de julio de 2012

Luz de Luna

él: Apagué la luz; pero la de la luna que entraba por la ventana, daba directamente en tu cara. Ahí estabas, de costado, rozando mi cuerpo con tus piernas, tu mano izquierda debajo de tu cara. Tenías el pelo todavía alborotado con mi urgencia de mimarte. Podía ver perfectamente cómo la línea de tu frente se iba desdibujando entrando en ese instante leve al paso del sueño… la comisura de tu boca tenía el rictus de la última sonrisa que se te escapó cuando mordí tu cuello. Tu respiración bajaba, y yo trataba de acompañarte en el inhalar… exhalar… No me daba miedo la ira de los dioses por el pecado de mi lujuria, contrariamente; les agradecí el acto de bendecir ese instante…

Ella: Noté como apagabas la luz, aunque aún sentía destellos de claridad, los notaba a través de mis parpados cerrados. Ahí estabas, te sentía a mi lado, tu cuerpo siendo rozado por mis piernas, coloqué mi mano izquierda debajo de mi cara. Ni siquiera me atusé el pelo por la urgencia de recibir tus mismos. Me relajaba entre la vigilia y el sueño, notando como laxamente me dejaba ir… recordando como mordías mi cuello. Mi respiración baja de intensidad… No me da miedo la ira de los dioses por el pecado de mi lujuria, contrariamente; les agradecí el acto de bendecir ese instante…

él: Recorrí con mis dedos el borde tu cara, tu oreja, tu barbilla; puse un beso en mi dedo y lo dejé en tu boca. Con ternura de amante recorrí tu espalda… tu cintura, tus caderas, tus vellos me devolvían la caricia, irguiéndose suavemente. Te tapé despacio, tratando de grabar a fuego en mi mente el color de tu piel, la textura de tus brazos, el aroma de tu cuello… Cerré los ojos para ordenar todos los casilleros donde estabas en mis sentimientos. Disfruté egoístamente el olerte, verte, tocarte; gusté de nuevo el sabor de tu primer beso al último… volví a oír tu jadeo del último paso al placer.

Ella: Siento como tus dedos recorren el borde mi cara, mi oreja, mi barbilla; escucho un beso (no se si sueño) y noto tus dedos en mi boca. Tus fuertes manos de amante recorren mi espalda… mi cintura, mis caderas, toda mi piel se eriza en respuesta por tu toque. El cosquilleo de las sabanas recorre mi cuerpo, despacio… con parsimonia… la brisa entra en la estancia y huelo al hombre que anhelo, mi amigo, mi amante, mi hombre, mi sumiso, lo imagino, su tacto, su sonrisa, su ser… me centro en mi visión de los sentimientos intentando ordenarlos. Disfruté egoístamente de olerte, verte, tocarte; gusté de nuevo del sabor de tu primer beso al último… volví a oír tu jadeo del último paso al placer.

él: El placer de esta increíble realidad de habernos hecho un puente en nuestras almas, en nuestros cuerpos. Cóncavo, convexo, plano, íntegro. El placer de la increíble realidad de saber que ninguna palabra va a tener fuerza tan contundente como la de esos abrazos, queriéndonos meter más en el cuerpo del otro; buscando el orillo del alma para pegarlos. El placer de la increíble realidad de sentir que nuestros cuerpos tienen sabiamente la acción del imán… como si fuera todo tan natural. Sin esfuerzo, sin escarnio, sin el dolor ambiguo de la conquista; con la única certeza de haber encontrado (y saber que nada ya va a cambiarlo) ese abismo de placer vertiginoso donde caemos sin querer dejar de hacerlo.

Ella: El placer de sentir que estamos unidos en cuerpo y alma. Lleno, vacío, piel con piel. El placer de saber que tus besos y tus abrazos, así como el deseo de poseerte, la querencia de nuestros sabios cuerpos sobre nuestras realidades, son un hecho irrefutable… como si fuera todo tan natural, todo esto y más que ni sé ni quiero expresar con palabras, te hace mi “pertenencia” en este instante. Despacio, sin más sudores que los propios del deseo, sin egoísmos ni celos, con la única certeza de haber encontrado (y saber que nada ya va a cambiarlo) ese abismo de placer vertiginoso donde caemos sin querer dejar de hacerlo…

él: Recorro tu mano con la mía… acariciándola centímetro a centímetro, copiándome el calor que tienen. Dedo por dedo, disfruto la lejanía del primero al último, para tener que volver… Se me escapa una sonrisa reconociendo y agradeciendo que sea una parte tan importante de esta nuestra historia… Es el medio hacedor de habernos conocido; de nuestras charlas de chat, del: Buen día, cómo estás? ...

Ella: Siento tu mano sobre la mía… acariciándola (dejo que lo hagas) percibiendo el calor de tu palma sobre la mía. Recorres cada dedo, dejándolos huérfanos a tu paso, cada uno de ellos anhelando el toque recibido y deseosos de que vuelva a producirse… y lo hace. Pienso en como esa parte de nuestros cuerpos es la causante de nuestra historia de placer y entrega…es el medio hacedor de habernos conocido; de nuestras charlas de chat, del: Buenos días, todo bien?...

él: Vuelvo a mirarte… saco conclusiones manifiestas de certezas simples e inobjetables como la de amarte. Con o sin razones. Sencillamente amarte. Porque Cupido con Venus arreglaron esto, y yo no guardo mi flecha.

Ella: Siento tu mirada sobre mí… saco conclusiones claras de hechos irrefutables como amarte. Con o sin razones. Te amo. Porque Eros y Afrodita arreglaron esto, y yo guardo la flecha.

él: Acabo de entender aquello de arráncame la vida… Pienso qué esencia funda la tuya, y simplemente la sé. Pienso qué inmensa gratitud viene a mí, sólo mirándote. Le compro este instante al diablo, sin importarme que ruede los siete anillos de Dante el resto de lo que me quede de vida y de muerte… Te deseo.

Ella: Acabo de saber que tu vida es mía… Pienso que esencia funda mi vida, y simplemente lo sé. Pienso que inmensa dicha me invade solo sintiéndote. Le compro este instante al diablo, sin importarme que ruede los siete anillos de Dante el resto de lo que me queda de vida y de muerte… Quiero que seas Mio.

él: Me acerco a ti, despacio…. Me intuís. Paso mi mano por tu pelo, por tu nuca; tu pecho sube respirándome, tu boca espera la mía, y decido darte el mejor beso de mi vida... orgulloso de regalártelo. Me abrazas decidida y sin urgencia; con el suave acto de dejar mi pecho en el tuyo, vientre contra vientre, tu sexo en el mío… un único escalofrío me recorre el cuerpo. Nítido, real como la verdad.

Ella: Siento tu presencia cerca, despacio… Notas mi apreciación. Tu mano acaricia mi pelo, mi nuca; respiro con dificultad, quiero tu beso y te lo hago saber, me das el mejor beso que he recibido en mi vida… me haces sentir orgullosa de tu regalo. Te abrazo con decisión, sin urgencias, con mi ser; con el intimo acto de dejar mi pecho contra el tuyo, vientre contra vientre, tu sexo en el mio… un único escalofrío me recorre el cuerpo. Nítido, real como la verdad.


él: Abro los ojos y con ironía entiendo…

Ella: Abro los ojos y con ironía entiendo…

él: La próxima vez que te sueñe tan real, prometo no venderle nada al diablo.

Ella: La próxima vez que te sueñe tan real, prometo comprar tu alma.


Insumisa y destellos{}

martes, 3 de julio de 2012

Pecho que Suspira


En la triste oscuridad de mi cuarto vació,
Mi alma espera ser rescatada de la absoluta desolación
a la que fue sometida.
Tantas veces anhelando y tantas veces desesperadamente vencida.
Frustrada mal entendida.
Derrotada.
Esa soledad que me acompaña,
Mala compañera de juegos,
Y a la que a veces con mimo yo persigo con esmero.
Oh mi sino, ¿por qué te empeñas en que esquive mis deseos?.
Cuando quiero porque quiero y cuando no quiero
vienes a buscarme de nuevo.
Dolor…inmenso…
Desesperación…eterna…
Deseo…infinito…
Ternura…
Espejismo…
Amor…utopía,
Contrarios e iguales en mi ser atormentado, disyuntivas de mi mente,
Sexo corrompido,
El demandante y demandado de una relación que no ÉS si no ha sido.
Fulgor de fuego y de furia, fuera del fin definido;
Conclusiones inestables de mi pecho que suspira,
Con mi oscura alma placenteramente sometida.

Insumisa